19 Apr
19Apr

Por Apolinar Callejas


Escuchar o leer a alguien que juega a ser el emisario de la Inteligencia Artificial, pero sin la parte de la inteligencia, es como ver a un burro disfrazado de unicornio: nadie se lo cree.

Ni el cartagenero más ingenuo, ni la administración más benevolente va a tragarse el sapo de que a punta de pregunticas a ChatGPT venga a cuestionar proyectos serios, estructurados y que, le duela a quien le duela, quieren devolverle a Cartagena el brillo que otros les quitaron a punta de mediocridad y populismo. Y para rematar la tragicomedia, ahí lo tienen en su canal de YouTube, poniendo cara de “sabio en ayuno eterno”, soltando Preguntas que ni él mismo entiende. La duda razonable es inevitable:

¿Cuándo Lucio estudió urbanismo, planeación territorial o al menos terminó un diplomado en algo que no fuera “Cómo hacer el ridículo en tres pasos”? ¿En qué universidad invisible sacó su doctorado en investigación? ¿Y la especialidad en comunicación, fue en el mismo kiosco donde dan diplomas de “influencer” por ver videos de TikTok?Porque si no tiene cómo responder eso, estimado Lucio, no queda más remedio que declararlo oficialmente: un vivo más, de esos que creen que escribiendo bobadas van a asustar a funcionarios serios y, de paso, ganarse algún billetico. Pero, malas noticias, Mister IA-150: aquí no hay caja menor ni voluntad para alimentar chantajes camuflados de "análisis ciudadano". La verdad es que Lucio, como todo mal mago de pueblo, fue superado por su propio truco: la IA ya le pasó por encima como tractor a iguana vieja. Mientras él espera —con cara de “responda, profe, yo sí estudié”— que le contesten su ridículo cuestionario hecho en ChatGPT, los verdaderos expertos, como el doctor Camilo Rey, ya le pusieron fecha al nuevo POT: segundo semestre de 2025. ¿Y Lucio? Lucio sigue patinando en su charco de desinformación.

Más triste aún: todavía cree que sus fuentes son de fiar, cuando en realidad le pasan basura embadurnada de mermelada, para que la sirva en su YouTube gourmet de ignorancia. 

Sigue hablando de expedientes y participaciones que ya son historia antigua, como quien canta villancicos en julio. Y lo que es peor: en los pasillos oficiales hay orden de no darle ni la hora. El apodo Mister IA-150 no es un homenaje, Lucio, es un epitafio profesional. En esta Semana Santa, el mejor consejo es sencillo: deje de peinar estadísticas y expedientes viejos, váyase a peinar hicoteas e iguanas en la Ciénaga. Porque en materia de Planeación y Desarrollo, usted ya perdió el año, el semestre y hasta la beca.Ah, y ni Robinson Rada quiso seguirle el tren. Lo dejó solo en su naufragio digital, remando en su chalupa de plástico agujereado. Usted, Lucio, es como un náufrago abrazado a un teclado, gritando auxilio en lenguaje de memes. Finalmente, para que no haya duda:

Con ChatGPT no le va a tomar el pulso a nada ni a nadie, y mucho menos va a lograr esconder que es un comunicador de medio pelo, que en vez de formarse, se inventa títulos imaginarios para opinar de lo que no sabe.Cierre el kiosco, mi estimado. Porque cada vez que abre la boca o postea algo, lo único que logra es dar lástima... pero de la buena, de esa que provoca comprarle un vasito de dulce de guandul, mirarlo a los ojos y decirle con ternura:

 “Lo que no sirve, que no estorbe”. Nos hablamos, señor IA-150. 
(Te estoy viendo desde aquí... ya casi se te acaba el dulce).

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