Redacción Corrupcionaldia
A partir de hoy estaremos publicando las historias de los más célebres 'puya ojos' de Cartagena. Más de un político ha caído en sus encantos y terminó con la vista nublada, algunos tuertos y otros casi que con pérdida total de la visión.
Sus audaces argumentos siguen siendo siempre los mismos. Juran enamorarse del proyecto político del candidato, exprimen hasta el último beneficio y, cuando descubren que ya no les “comen cuento”, se desencantan y pasan de la seducción al desquite: comienzan a despotricar del gobernante.
Suelen venderse como los más limpios, pulcros y alejados de la corrupción. Pero la comunidad —que, como dice uno de ellos, “no traga entero”— ya los conoce demasiado bien. Sus jugadas responden casi siempre a actos extorsivos, hábilmente disfrazados con frases de cajón como: “esto lo hago porque estoy preocupado por la ciudad”, “mi único interés es que la verdad salga a flote”, o “estamos remando juntos para llevar a Cartagena a buen puerto”. Un repertorio ya gastado que pocos creen.
Nada mejor entonces que comenzar a revelar quiénes son y cómo actúan los más reconocidos 'puya ojos' de la ciudad. Hoy arrancamos con la historia de una mujer.