En Cartagena se ha vuelto costumbre disfrazar la extorsión con discursos de liderazgo. Lo que antes era dominio de ciertos hombres que se autoproclamaban caudillos barriales, hoy lo encarnan mujeres con prontuario y ambiciones personales: Lía Muñoz y Jackeline Perea. Ambas, con estilos distintos, se han entrelazado en la misma práctica delictiva: utilizar la amenaza, la presión política y el chantaje mediático como instrumentos para obtener beneficios económicos y cuotas de poder.
Read More