14 Jun
14Jun

Por Rodrigo de Triana


Frente al manejo corrupto y al clientelismo que han oscurecido la gestión de las juntas de acción comunal —convertidas en auténticas “juntas de bolsillo” al servicio de intereses particulares—, los vecinos han decidido tomar la iniciativa y recuperar su poder.

El fin de las juntas serviles

Durante demasiado tiempo, voces disidentes han denunciado la aparición de estructuras comunales dominadas por “asalta‑voluntades”: personas que canalizan recursos y decisiones para beneficio propio o de unos pocos afines. Estas juntas paralelas han marginado los proyectos comunitarios y el bienestar ciudadano, instaurando una lógica perversa: el lucro personal por encima del bien común.

El renacer de la esperanza ciudadana

Hoy, esa realidad comienza a desmoronarse. Con fuerza y unidad, Crespo se movilizó masivamente para elegir a la nueva Junta de Acción Comunal del sector Aeropuerto. Esta revocatoria democrática no solo representa un cambio institucional urgente, sino también un mensaje contundente: el verdadero poder pertenece a la gente honesta.

Más que un voto, una reivindicación

Fue un triunfo de la ciudadanía. Más que una elección, fue una reclamación urgente de cambio. Una jornada histórica que expresó el deseo colectivo de romper con el pasado y poner al frente de la gestión comunitaria a personas transparentes, comprometidas y honestas.


¿Qué sigue ahora?

  1. Transparencia desde el primer día
    Los nuevos representantes del sector Aeropuerto deben establecer mecanismos efectivos de control ciudadano, rendición de cuentas periódica y presupuestos participativos.
  2. Participación real
    Basta de decisiones unilaterales: se exige que el sector Aeropuerto participe en cada paso del camino.
  3. Proyectos con propósito
    La comunidad demanda iniciativas auténticas: mejoras urbanísticas, deportivas, educativas y culturales que realmente beneficien a todos.

Un llamado en todo Crespo

Lo que ocurre hoy en el sector del Aeropuerto es una señal vibrante para todo el barrio: cuando la ciudadanía se une, la corrupción no resiste. Este modelo de participación debe replicarse en cada rincón de Crespo. Solo así podremos recuperar, con dignidad, los espacios comunitarios que nos pertenecen.



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