27 May
27May

Por Apolinar Moscote


Me sentí un poco decepcionado y medio cabreado, leyendo una columnita de opinión, aparecida en un matutino local el fin de semana pasado, en la que en forma liviana y sin muchos análisis, un experto, por puro pálpito y apreciaciones subjetivas, determina que los estudios, ruedas de negocio y análisis financieros, realizados por el Distrito de Cartagena, la Banca Multilateral y el Concejo de la Ciudad, con el objeto de aprobar un empréstito para inversión social, no tuvieron en cuenta aspectos que, a su modo de ver y parecer, ponen en riesgo la ejecución de las obras y la estabilidad financiera del Distrito en el largo plazo. Nos trata de asustar con la avara predicción de guardar para el futuro porque “de pronto puede pasar algo”. 

En su opinión, endeudarse en los límites determinados por el análisis financiero del proyecto, es malo porque es mejor tener la plata guardada y la capacidad de endeudarse disponible, por siaca, por si hay una emergencia. No sé si tuvo en cuanta que cuando escribía, se refería a Cartagena de Indias, una ciudad postrada, hecha un desastre, en la que en las dos últimas décadas, ni con deudas, ni con ingresos corrientes, ni con plata guardada, se había hecho un carajo.

¿Es que acaso en su análisis no tuvo en cuenta que el préstamo no lo sacó el Alcalde Dumek de la chistera, sino que fue el resultado de un sesudo estudio de Plan de Desarrollo, hecho con participación de todos los entes de la ciudad, en el que uno de los principales resultados fue, la urgente necesidad de conseguir recursos para realizar los proyectos necesarios para sacar a la ciudad de la crisis? ¿Es que no se dio cuenta que la eventual crisis o la emergencia, ya la estábamos viviendo? Todo parece indicar que vive en otra ciudad y que aquí, como dice el Pibe, todo bien todo bien. 

Pero lo que sí definitivamente no entendí fue que, en 2016, este mismo experto, acompañado de sus maestros, presentó con bombos y platillos, en uno de los tantos foros de la ciudad, el último invento de los sabios de babilonia: un estudio titulado, “Cartagena Libre de Pobreza en 2033”, en el que palabras más, palabras menos, decía que la ciudad debía endeudarse en 2 billones de pesos para vivienda, acueductos, escuelas, hospitales, parques, vías, generación de empleo y capacitación. No se si será que yo me enloquecí, pero, ¿Eso no les suena igual al Plan de Desarrollo “Cartagena Ciudad de Derechos”, construido entre todos? Los dos billones de 2016, son 3 billones de 2024. Es decir, en 2016 nos endeudábamos en 1 billón ya que, en ese estudio, el gobierno central debería aportar el otro billón. 

En 2024 debíamos endeudarnos en 1,5 billones y se supone que el gobierno debería aportar el otro 1,5, lo cual obviamente no ocurre y este gobierno reemplaza parcialmente por mayores recaudos y uso de fondos dejados de usar en administraciones avaras. Un análisis del estudio 2016, indica que quedaríamos endeudados durante 25 años, mientras que el actual empréstito se pagaría en 17 años con dos de gracia, en los que solo se pagan intereses. Una rápida revisión del flujo de ingresos corrientes y del marco fiscal de mediano plazo le hubiera indicado a nuestro experto que, si bien tendremos menos recursos para el gasto, debido al pago de la deuda, también le hubiera mostrado como se incrementarán otros ingresos, por la mayor eficiencia y eficacia con que se está manejando la hacienda distrital. Los orientales solían decir que uno debe defender sus ideas a ultranza, pero cuando observa que una mayoría piensa diferente, lo más seguro es que tú eres el equivocado.

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